REVELANDO LA PREPOTENCIA CULTURAL


      La necesidad de ver a la propia cultura como más relevante que las demás es fruto de  que una parte de nuestra identidad se ha proyectado en la sociedad y, por lo tanto. ensalzándola me valoro a mí mismo, es el fenómeno de la  prepotencia cultural, algo común en todas las sociedades. Nuestros temarios están impregnados de esta idea y el propio maestro también, con lo cual la transmisión está asegurada de generación en generación.  Una forma de romper en clase esta cadena es hacer vivir a nuestros alumnos una historia real que desvele esta situación. A continuación ponemos un ejemplo de cómo hacerlo:

       Narraremos a nuestros alumnos la siguiente historia desde la emoción que requiere, una forma para conseguir este tono es explicarla cómo se hace con un cuento, encarnando en nuestro sentir a los personajes con los gestos adecuados, no estamos transmitiendo meramente hechos, sino una vivencia, es justo este carácter lo que convierte a la herramienta en transformadora y le da el poder de conmover- mover por dentro –.
       Jean Pierre Willem había ejercido como cirujano en múltiples conflictos bélicos. Cuando estaba sirviendo en la Guerra de Vietrnam entre los soldados norteamericanos se expandió una enfermedad desconocida que derivaba en la gangrena de extremidades. 

Jean Pierre se dedicó a “salvar vidas” amputando brazos y piernas, mientras tanto los galenos del ejército consultaron con las más grandes “eminencias” de la “medicina más avanzada del mundo”,  sin obtener ningún resultado para parar la epidemia. Nuestro cirujano no estaba satisfecho con limitarse a amputar, su sentir interior le decía que tendría que haber alguna manera de acabar con aquel terrible mal antes de necesitar emplear el bisturí. De repente, la idea más sencilla y evidente surgió: estaban en un territorio ajeno a su cultura, tal vez los habitantes del mismo supiesen cómo atajar el mal. Interrogó a unos prisioneros y la respuesta que obtuvo cambió su vida: “nosotros no tenemos ningún problema con esta enfermedad, simplemente nos limitamos  a tomar unas hierbas de la jungla que nos curan en unos pocos días”. Jean Pierre recibió el mayor mazazo de su vida como médico, ¿cómo es posible que no supiese ver el camino más sencillo y eficaz desde el principio  …? Había descubierto la prepotencia cultural en su educación.
       Nuestro médico no se conformó con sólo sentirse culpable, decidió convertir su duro descubrimiento en algo creativo que ayudase a evitar hechos como los que vivió en primera persona: fundó una ONG, “Médicos descalzos”. Su nombre lo dice todo, si pretendemos ayudar  en salud a otras culturas del llamado Tercer mundo, antes tenemos que descalzarnos de nuestra prepotencia y convertirnos en aprendices de las medicinas ancestrales del lugar, de esta forma el médico no sólo aprende nuevas terapias y enfoques, sino que además se gana el respeto de los habitantes a los que pretende ayudar. 
Esto no significa que renuncie a sus conocimientos universitarios y a su experiencia como médico, simplemente los coloca en su sitio: cuando en el lugar en cuestión  su medicina tradicional no sabe resolver algo, entonces les habla de las posibilidades de la medicina occidental, sus palabras lógicamente son acogidas con respeto y esperanza.

       Una vez terminada esta narración el profesor ha de invitar desde su silencio a que los alumnos opinen, en ningún caso ha de valorar lo explicado, esta es una labor para la clase. Cuando la propia deriva de la charla la conduzca a su final o bien la hora obligue a terminarla, el maestro propondrá a los alumnos  buscar en los informativos de los grandes medios de comunicación ejemplos de prepotencia cultural tanto en las noticias dadas por estos como en las omitidas: ¿por qué en nuestra cultura son noticia  determinados hechos y otros sin embargo no? 

Superstición es siempre lo que creen los demás
Manuel Delgado (antropólogo)
     La prepotencia cultural es germen de multitud de conflictos, no sólo entre los pueblos, sino en la misma vida diaria, pues muchas veces llevados por ella vamos contra nuestro propio sentir, negándonos a nosotros para servir a una creencia social. ¿Qué te parece, querido lector, explorar tu vida en esta dirección, percatarte de las veces que te niegas a ti mismo en aras a servir a lo que te hace sentir seguro …?
       Y a los educadores os  propongo además otro reto: haceros conscientes de cuándo estáis enseñando cosas que conducen o apoyan a la prepotencia cultural. Y a los que servís en ONG os planteo estas dos preguntas: ¿hasta qué punto mi ayuda está impregnada de una mirada prepotente …? y ¿realmente mi caminar es con los “pies descalzos” …?
  



   

2 comentarios:

  1. Buenísima reflexión, Carlos. Gracias.
    Me ha hecho pensar en un libro de un antropólogo, Gustavo Nerín, titulado "Blanco bueno busca negro pobre", una especia de ensayo que pone en duda la cooperación occidental de las ONGs en el tercer mundo.

    Atentamente, una futura maestra y admiradora tuya!

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  2. Si, buenísima, también puede trsaladarse a otro aspecto, al espiritual y es que a veces, también podemos dejarnos llevar por la prepotencia espiritual, en fín, pondremos intención en estar conscientes para no caer en ella. Gracias por tu reflexión.

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