EL GRAN CÍRCULO DE LA ENSEÑANZA: UNA CLASE ENTRE MAESTROS



    Una sabiduría de autoridades y de citas no es una auténtica sabiduría, ya que se cae en absurdos como el de convertir el "conócete a ti mismo" en algo meramente teórico, como se hace en las clases de filosofía del bachillerato. Un auténtico sabio conoce que todo ser humano lleva un maestro dentro, y que el maestro exterior tiene una única misión: provocar a su discípulo para que inicie la búsqueda de su propio maestro interior y aprenda a confiar en él.
     Para pasar de una educación del conocimiento a una de la sabiduría los maestros han de hacer uso de la provocación, desde ella se garantiza la no manipulación, pues lo que se persigue no es instruir en la dirección de unos determinados intereses culturales, sino provocar el parto del maestro interior en cada uno de los alumnos. El profesor que se prepara para poder conseguir esto anda en el camino que le ha de llevar a convertirse en un maestro sabio.

Provocar desde el corazón, conmover al alumno, son pasos que ha de andar  un profesor  para llegar a ser un maestro sabio

     Una escuela con maestros sabios sería la dotada con el  mejor de los recursos, estando además a salvo de cualquier recorte y de cualquier añadido ideológico o político. Hemos de pasar de la escuela del esfuerzo, de la competitividad, de la instrucción, de la culpabilidad, de los intereses políticos ...  en definitiva, de una idea pequeña del ser humano, a una escuela de la sabiduría, en la que maestros sabios provoquen la propia sabiduría de sus alumnos, y de esta forma se pueda cerrar el  gran círculo de la enseñanza: convirtiendo a los profesores también en alumnos que aprenden de sus alumnos.
     En definitiva, se trata de un viaje interior del educador que ha de pasar de profesor a maestro sabio. Para ello no ha de bajarse de la “tarima”, sino subir a ella a sus alumnos para que la compartan con él. Desde esta perspectiva, la clase se convierte en una clase entre maestros.

El maestro sabio reconoce en cada alumno a un maestro, no desaprovecha la oportunidad, e invita a sus maestros  a crear la clase juntos. Su papel en el fondo es de provocador: ha de provocar a sus alumnos para que puedan reconocer su propia sabiduría.
 
 
 

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