DE LA DUALIDAD A DUALILANDIA: EL AUTOCONOCIMIENTO COMO JUEGO A DISFRUTAR
Para que una situación sea vivida como
dramática necesita que la exageremos con respecto a las otras cosas que nos
están ocurriendo en la vida. Aumentamos la importancia de lo que nos ha dolido,
como un niño cuando se cae y llora más cuando está presente su madre
protectora: son sus primeros "pasos" en el victimismo.
Los
adultos estamos doctorados en victimismo y lo encarnamos sin necesidad de
darnos cuenta, casi como el respirar:
estamos atrapados en los papeles dramáticos de la Dualidad. Precisamente
por eso necesitamos un proceso de autoconocimiento, con él empezaremos a
percibir cómo los papeles victimistas dirigen buena parte de nuestros
pensamientos cotidianos. Este proceso hay que hacerlo desde el disfrute, si no
queremos victimizarnos cada vez que nos descubramos en papeles de víctima: el
típico laberinto de la Dualidad.
El
autoconocimiento como un juego a disfrutar no es algo que esté muy presente en
los libros de autoayuda, es necesario emplear nuestra propia creatividad para
aprender a jugarlo, para sentirnos como niños que van descubriendo las
maravillas de la vida; por ejemplo, cada vez que nos reconozcamos en la queja
en vez de juzgarnos nos daremos un premio por ser tan buenos investigadores de
nosotros mismos. De esta forma, iremos poco a poco desarmando a la Dualidad,
desdramatizándola, hasta que la vivamos como "Dualilandia"
Esta
idea de aprender a trascender la dramatización de la vida a través de
contemplarla como un juego no está presente en las sabidurías tradicionales,
que son sabidurías para vivir en la Dualidad, no para trascenderla, por eso ven
en general en el ego un problema, un obstáculo a la vida espiritual: es la
Dualidad enfrentando el ego y nuestra parte física a nuestra parte
trascendente. La Sabiduría de la Inocencia es una de las claves para ir
superando la Dualidad: no se puede dramatizar lo que se vive como un juego,
No
es posible acceder a un cambio esencial en la educación mientras no asumamos
cómo la Dualidad ha estado dirigiendo
nuestros pensamientos, actuando como un sistema operativo sobre nuestras mentes
que ha quedado oculto por su inteligente
camuflaje: los juicios sobre las personas, que impiden ver las causas
profundas de nuestros conflictos cotidianos. Cualquier pedagogo o educador que quiera
ayudar a sus alumnos o hijos a vivir una vida desdramatizada ha de ser
consciente de todo esto, e iniciar un proceso de autoconocimiento basado en el
disfrute de conocerse a sí mismo, de hecho, éste ha de ser unos de los
principios de la Segunda Alfabetización del Mundo, en la que por fin las
personas aprendamos a ser felices.
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