HACIA UNA EDUCACIÓN DE LO ESENCIAL: LA PRESENCIA
Importante viene de importar, es decir,
traer algo de afuera hacia dentro, por eso buscar la notoriedad social siempre
es una dependencia de lo exterior que es producida por algún estado de
necesidad del ego.
Cuando deseamos ser importantes estamos
buscando fuera el reconocimiento que no sabemos encontrar en nosotros mismos.
En el camino para conseguir ese reconocimiento vamos pagando el precio de
alejarnos de nuestro propio poder, de olvidarnos de ser el centro de nuestra
propia vida y de esta forma, sin darnos cuenta, empezamos a orbitar soles de
poderes fácticos: es la renuncia a nuestra presencia.
Todos recordamos esas imágenes de dictadores, representantes del más
puro fascismo, gesticulando de manera cómica en la conquista de sentirse
importantes. Son un claro ejemplo de renuncia extrema a la presencia, que
inevitablemente conduce a la enajenación de ellos mismos y sus seguidores, es
el camino opuesto al “conócete a ti mismo”.
Si
queremos una sociedad democrática, a salvo de enajenaciones, es necesario que
sus ciudadanos aprendan a desplegar su presencia, para ello hemos de empezar
a andar el camino hacia nuestro
interior, dejar de buscar fuera el reconocimiento que aún no hemos conquistado
dentro. La educación es la herramienta más poderosa para lograrlo, pues es justo
en ella donde empecemos el camino al revés: de dentro a afuera. Años de
instrucción nos han ido alejando de nuestra presencia, hasta el punto de llegar
a confundirnos con nuestros pensamientos y de sentirnos vacíos por dentro
cuando estos no están a la altura de lo que la sociedad demanda. Así, se
explica que hayamos aceptado como una forma de vida inteligente la
competitividad entre nosotros, que no es más que buscar fuera desesperadamente
un poder perdido dentro.
La
educación en lo esencial, más allá de lo que cada cultura en un momento
determinado considere importante, ha de dirigirse a la recuperación de nuestra
presencia, sin la cual no es posible que nuestros alumnos e hijos puedan llegar
a sentirse los creadores de su futuro.
El maestro no ha de buscar sentirse
importante a través de su autoridad, sino que ha de ir al encuentro de algo
mucho más ambicioso y ante lo cual no encontrará la resistencia de sus alumnos:
su presencia, desde ella muchas cosas que le parecen ahora muy difíciles e
incluso imposibles se tornarán viables. Desde esta cumbre, su perspectiva sobre
él y sus alumnos cambiará y le será más
fácil entrar en contacto con su sabiduría, el mejor regalo que genuinamente un
educador puede entregar con el fin de despertar en sus educandos su propia
sabiduría.
Querido lector, tanto si eres educador de
otros o no, está claro que recuperar tu presencia requiere de reeducarte, de
empezar a andar el camino, que un día empezaste de dentro hacia fuera, justo al
revés, en busca de tu esencia, sin la cual siempre te sentirás incompleto. ¿Por
qué buscar sentirnos importantes, en lucha constante y agotadora con los demás,
si podemos simplemente recuperar nuestra presencia … ?
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genial, genial, supergenial, es aceptar nuestra responsabilidad y hacer que el alumno asuma la suya
ResponderEliminargracias MAESTRO
Debemos asumir la educación como un acto de libertad tanto del Maestro como del Estudiante. debemos revalorizar nuestras acciones, nuestras metas, debemos buscar dentro de si la verdadera riqueza que ademas de ser epistémica es emocional. El maestro de hoy esta llamado a respoder una llamada ( Vocare) una vocación que se simplifica en la sonrisa de un estudiante, en la felicidad de sus oyentes. Gracias Maestro por esta publicación que me interroga sobre mi actuar, egolatrico que aveces pisotea nuestra misión. como MAESTROS.
ResponderEliminarGRACIAS...