“Superstición es siempre lo que creen los
demás” Manuel Delgado (antropólogo) |
REVELANDO LA PREPOTENCIA CULTURAL
La necesidad de ver a la propia cultura como
más relevante que las demás es fruto de que una parte de nuestra identidad se ha
proyectado en la sociedad y, por lo tanto. ensalzándola me valoro a mí mismo,
es el fenómeno de la prepotencia
cultural, algo común en todas las sociedades. Nuestros temarios están
impregnados de esta idea y el propio maestro también, con lo cual la
transmisión está asegurada de generación en generación. Una forma de romper en clase esta cadena es
hacer vivir a nuestros alumnos una historia real que desvele esta situación. A
continuación ponemos un ejemplo de cómo hacerlo:
Narraremos a nuestros alumnos la siguiente historia desde la emoción que
requiere, una forma para conseguir este tono es explicarla cómo se hace con un
cuento, encarnando en nuestro sentir a los personajes con los gestos adecuados,
no estamos transmitiendo meramente hechos, sino una vivencia, es justo este
carácter lo que convierte a la herramienta en transformadora y le da el poder
de conmover- mover por dentro –.
Jean Pierre Willem había
ejercido como cirujano en múltiples conflictos bélicos. Cuando estaba sirviendo
en la Guerra de Vietrnam entre los soldados norteamericanos se expandió una
enfermedad desconocida que derivaba en la gangrena de extremidades.
Jean Pierre
se dedicó a “salvar vidas” amputando brazos y piernas, mientras tanto los
galenos del ejército consultaron con las más grandes “eminencias” de la
“medicina más avanzada del mundo”, sin
obtener ningún resultado para parar la epidemia. Nuestro cirujano no estaba
satisfecho con limitarse a amputar, su sentir interior le decía que tendría que
haber alguna manera de acabar con aquel terrible mal antes de necesitar emplear
el bisturí. De repente, la idea más sencilla y evidente surgió: estaban en un
territorio ajeno a su cultura, tal vez los habitantes del mismo supiesen cómo
atajar el mal. Interrogó a unos prisioneros y la respuesta que obtuvo cambió su
vida: “nosotros no tenemos ningún problema con esta enfermedad, simplemente nos
limitamos a tomar unas hierbas de la
jungla que nos curan en unos pocos días”. Jean Pierre recibió el mayor mazazo
de su vida como médico, ¿cómo es posible que no supiese ver el camino más
sencillo y eficaz desde el principio …?
Había descubierto la prepotencia cultural en su educación.
Nuestro médico no se
conformó con sólo sentirse culpable, decidió convertir su duro descubrimiento
en algo creativo que ayudase a evitar hechos como los que vivió en primera
persona: fundó una ONG, “Médicos descalzos”. Su nombre lo dice todo, si
pretendemos ayudar en salud a otras
culturas del llamado Tercer mundo, antes tenemos que descalzarnos de nuestra
prepotencia y convertirnos en aprendices de las medicinas ancestrales del lugar,
de esta forma el médico no sólo aprende nuevas terapias y enfoques, sino que
además se gana el respeto de los habitantes a los que pretende ayudar.
Esto no
significa que renuncie a sus conocimientos universitarios y a su experiencia
como médico, simplemente los coloca en su sitio: cuando en el lugar en
cuestión su medicina tradicional no sabe
resolver algo, entonces les habla de las posibilidades de la medicina
occidental, sus palabras lógicamente son acogidas con respeto y esperanza.
Una vez terminada esta
narración el profesor ha de invitar desde su silencio a que los alumnos opinen,
en ningún caso ha de valorar lo explicado, esta es una labor para la clase.
Cuando la propia deriva de la charla la conduzca a su final o bien la hora
obligue a terminarla, el maestro propondrá a los alumnos buscar en los informativos de los grandes
medios de comunicación ejemplos de prepotencia cultural tanto en las noticias
dadas por estos como en las omitidas: ¿por qué en nuestra cultura son noticia determinados hechos y otros sin embargo no?
La prepotencia cultural es
germen de multitud de conflictos, no sólo entre los pueblos, sino en la misma
vida diaria, pues muchas veces llevados por ella vamos contra nuestro propio
sentir, negándonos a nosotros para servir a una creencia social. ¿Qué te
parece, querido lector, explorar tu vida en esta dirección, percatarte de las
veces que te niegas a ti mismo en aras a servir a lo que te hace sentir seguro
…?
Y a los educadores os propongo además otro reto: haceros
conscientes de cuándo estáis enseñando cosas que conducen o apoyan a la
prepotencia cultural. Y a los que servís en ONG os planteo estas dos preguntas:
¿hasta qué punto mi ayuda está impregnada de una mirada prepotente …? y
¿realmente mi caminar es con los “pies descalzos” …?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Buenísima reflexión, Carlos. Gracias.
ResponderEliminarMe ha hecho pensar en un libro de un antropólogo, Gustavo Nerín, titulado "Blanco bueno busca negro pobre", una especia de ensayo que pone en duda la cooperación occidental de las ONGs en el tercer mundo.
Atentamente, una futura maestra y admiradora tuya!
Si, buenísima, también puede trsaladarse a otro aspecto, al espiritual y es que a veces, también podemos dejarnos llevar por la prepotencia espiritual, en fín, pondremos intención en estar conscientes para no caer en ella. Gracias por tu reflexión.
ResponderEliminar