HACIA UNA EDUCACIÓN QUE FERTILICE NUESTRA MENTE

   
   Si nuestra atención fuera libre no existirá la manipulación, ni serían posibles las guerras. Hemos sido educados en buena manera , tanto en la familia como en la cultura, para conseguir que nuestra atención se dirija a sostener las cosas tal como son: es la educación que crea súbditos de las creencias imperantes. Los temarios han sido diseñados, de manera inconsciente, para sostener esas creencias y "avanzar" en las direcciones que éstas marcan: es el "progreso" que nos mantiene supeditados a nuestro pasado, es el "progreso" que educa a habitantes del futuro en vez de a creadores del futuro.

Si queremos educar a creadores del futuro hemos de hacerlo desde la inocencia de nuestro pasado. La historia ha de ser revivida desde el corazón para no ser un lastre para las próximas generaciones. Amar nuestro futuro debería de ser un hilo conductor en todas las actividades y materias en nuestras escuelas, sería toda una invitación a amar las creaciones con las que iremos construyendo ese futuro. ¡Qué mejor regalo a los niños y adolescentes de hoy que despertar en ellos el sentirse creadores de su propio futuro!
   Ir a la contra de este "progreso" - las revoluciones- no es un acto liberador, sino simplemente un intento de equilibrar la balanza, que lo único que hace es mantener la balanza de la dualidad. Ir en contra de algo no es un acto creativo diferente a ese algo, sino una afirmación de lo mismo en otro color. Por eso, las revoluciones no han funcionado nunca, no son más que el otro polo de un mismo juego.

     Para liberar a nuestro futuro de las cadenas de nuestro pasado es necesario reeducarnos en nuevos paradigmas, que nos ayuden a conectar con nuestra esencia y con nuestra creatividad, que nos den caminos para vivir según nuestro sentir más libre y profundo. En definitiva, hace falta una nueva educación que haga fértil a nuestra mente para que las semillas de nuestro corazón germinen en ella.



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